Su
territorio, sección del valle central, está comprendido entre los 40°50' y
41°45' lat. S. Sus límites, según el decreto de 27 de junio 1853, época de su
fundación, son: al este, la línea culminante de las pendientes occidentales de
los Andes; al norte, el río de las Damas, desde su nacimiento hasta tres millas
de la ciudad de Osorno; al oeste, una línea que, partiendo del punto donde se
termina el límite del norte, va derecho a la confluencia de los ríos Rahue y
Negro, cuyo curso sigue hasta el villorio del Maule. De aquí, describiendo una
curva ligera, se extiende hacia el SE hasta su encuentro con el golfo de
Reloncaví, por la latitud de la isla de Maylen. Este golfo y el canal del mismo
nombre son sus límites australes. Su territorio comprende además las islas de
Maylen y Trenglo situadas cerca de sus costas, en el golfo de Reloncaví.
Esta región,
así demarcada, comprende la parte NE de la antigua provincia de Chiloé y el sur
de la de Valdivia. La conveniencia de reunir en un solo cuerpo los terrenos del
Estado de esta parte de la República, y la necesidad de aislar, cuanto fuese
posible, la colonia del contacto con el país ya ocupado por los
nacionales, son las causas de la irregularidad que se observa en sus límites. Su suelo enteramente plano al oeste de los Andes, no está interrumpido por colina alguna de consideración y no se eleva, término medio, más de 80 metros sobre el nivel del océano. Está como el de la provincia de Chiloé, enteramente cubierta de vastas selvas; pero los árboles están más separados después de la zona casi impenetrable que rodea la costa del golfo de Reloncaví. Así, los colonos que se han establecido allí no han necesitado más que prender fuego a las malezas y a las plantas sarmentosas y trepadoras que entrelazan los árboles, para procurarse hermosos campos de una fertilidad poco común para los trabajos de la agricultura. La superficie de este terreno es una capa espesa de detritus vegetal llegando en muchos parajes a la profundidad de 10 metros. Reposa a veces en un lecho de arcilla de 25 a 27 centímetros de espesor, sostenido por cascajo de aluvión o por una capa de arenisca; en otros parajes, está directamente soportado por una roca pizarreña, en la que se descubre, lo mismo que en Chiloé, algunos vestigios de carbón mineral. Este exceso de bondad de terreno de Llanquihue es, al principio, un obstáculo perjudicial, a causa de la dificultad que resulta para el mantenimiento de los caminos. El gobierno le dedica un extremo cuidado, y una vez que estén perfectamente abiertos a la circulación de carruajes, la colonia no tendrá que ofrecer más que ventajas al emigrante.
nacionales, son las causas de la irregularidad que se observa en sus límites. Su suelo enteramente plano al oeste de los Andes, no está interrumpido por colina alguna de consideración y no se eleva, término medio, más de 80 metros sobre el nivel del océano. Está como el de la provincia de Chiloé, enteramente cubierta de vastas selvas; pero los árboles están más separados después de la zona casi impenetrable que rodea la costa del golfo de Reloncaví. Así, los colonos que se han establecido allí no han necesitado más que prender fuego a las malezas y a las plantas sarmentosas y trepadoras que entrelazan los árboles, para procurarse hermosos campos de una fertilidad poco común para los trabajos de la agricultura. La superficie de este terreno es una capa espesa de detritus vegetal llegando en muchos parajes a la profundidad de 10 metros. Reposa a veces en un lecho de arcilla de 25 a 27 centímetros de espesor, sostenido por cascajo de aluvión o por una capa de arenisca; en otros parajes, está directamente soportado por una roca pizarreña, en la que se descubre, lo mismo que en Chiloé, algunos vestigios de carbón mineral. Este exceso de bondad de terreno de Llanquihue es, al principio, un obstáculo perjudicial, a causa de la dificultad que resulta para el mantenimiento de los caminos. El gobierno le dedica un extremo cuidado, y una vez que estén perfectamente abiertos a la circulación de carruajes, la colonia no tendrá que ofrecer más que ventajas al emigrante.
Las riberas
del golfo de Reloncaví son accesibles a toda especie de embarcaciones. El
puerto principal donde se acaba de echar los cimientos de la ciudad capital es
el antiguo desembarcadero de Melipullí, hoy día Puerto Montt. Está situado al
extremo septentrional del golfo. Su ancladero, al abrigo de todos los vientos,
y en el canal que separa la isla de Trenglo del continente, donde está
construida la ciudad, es el más seguro de todos los puertos de la República.
La colonia
cuenta en el número de sus ríos más considerables, el Rahue y el Coihueco, al
norte; el Maullín al oeste; la Chamisa al sur y el Petrohué, al este. Todos son
más o menos navegables por botes y lo serán aún más cuando las necesidades del
comercio hagan necesaria la extracción de troncos de árboles que embarazan el
cauce en muchos lugares. Llaquihue es la región de los lagos de Chile; se
cuentan cuatro principales: el de Llanquihue propiamente dicho, de el cual
deriva su .nombre toda la comarca, y que es el origen del río Maullín; el de
Todos los Santos, que se llama también Esmeralda, a causa del hermoso verde que
un efecto de luz da a sus aguas, donde sale el Petrohué; el de Llanquihue que
da nacimiento al Rahue, y el de Puyehue, de donde sale el Pilmaiquén hacia el
territorio de Valdivia. Se da aproximativamente 30 leguas cuadradas al lago de
Llanquihue; 6 al de Todos los Santos; 8 al Llanquihue y cerca de 10 al Puyehue.
El agua de estos lagos es dulce y excelente para beber; es transparente y
desprovista de vegetales acuáticos, salvo en el interior de sus numerosos y
caprichosos pequeños puertos. Ninguna roca ni escollo hace la navegación
peligrosa; el fondo tiene 200 metros en sus márgenes y a veces más de 60
brazas. El de Todos los Santos, en cuyo centro hay algunas islas pequeñas,
presenta las mismas condiciones de seguridad. El Llanquihue, que tiene también
una isla cerca de su margen oriental, y el Puyehue no han sido aun
suficientemente explorados para que se pueda indicar nada sobra la más o menos
dificultad que pueden ofrecer a la navegación.
El
territorio de Llanquihue, formado, como lo hemos dicho a expensas del de Chiloé
y del de Valdivia, goza de un clima más benigno que el primero, porque está más
al norte, y se encuentra, en él al mismo tiempo las producciones naturales de
ambos. De Llanquihue es donde saca Chiloé todavía la mayor parte de la madera
labrada que figura en su comercio. La colonia es también más favorecida que
esta última provincia por su situación continental y por los productos del
reino animal. Posee en el fondo de sus bosques ganados de vacas y toros
salvajes, a cuya caza se entregan con buen éxito; y por todas partes se
encuentran huellas de grandes manadas de chanchos hechos salvajes desde muy
largo tiempo. Estos chanchos sacan su principal alimento de las papas indígenas
y de los avellanos que crecen en toda la comarca. Los cereales y las legumbres
se producen con la mayor facilidad; y el manzano no ha sido atacado como en la
vecindad, de esa esterilidad cuya causa no se ha sabido explicar aún.
Chile es el
país natal de la papa, y si se duda de esto, basta ir a Llanquihue para
examinar las primeras hojas que nacen después de haber incendiado las selvas, y
se encontrará por todas partes, en la planta silvestre de este tubérculo,
pruebas de esta verdad.
Esta bella
comarca, elegida para ser el sitio de la colonia agrícola, ha sido preparada
con cuidado, a fin de que llene su objetivo.
El terreno
es dividido en lotes cuadriláteros teniendo una extensión de 100 cuadras cada
uno. Cada lote es designado en la carta geográfica por un número y trazado de
modo que tenga uno de sus lados, al menos, rodeado por un camino público.
Se han
reservado sitios para la fundación de tres ciudades principales: el primero en
Puerto Montt que es la capital, como acabamos de decirlo; el segundo está
cuatro leguas más al norte, en la margen meridional del lago Llanquihue, y
lleva el nombre de Varas; el tercero bajo el nombre de Muñoz Gamero, está situado
en el hermoso puerto que termina la margen septentrional del lago. El primero y
el segundo están unidos por el gran camino de la colonia; el segundo y el
tercero por medio de embarcaciones mantenidas en el lago a costa del gobierno.
Hacen el viaje dos veces por semana, y conducen gratis a los viajeros de un
extremo a otro. Un nuevo camino trazado al rededor del lago está en vía de
ejecución.
El derecho
de adquirir tierras no se concede sino a los jóvenes casados que por su
conducta y antecedentes honrosos merezcan los favores del gobierno. El valor de
la cuadra está fijado sólo en un peso para el colono adquiridor. Cada padre de
familia tiene el derecho de comprar 24 cuadras, la madre y cada niño de más de
10 años pueden obtener 12 por persona. En el caso de que una familia no sea
bastante grande para poder hacer la adquisición de un lote entero de terreno,
goza durante tres años del sobrante; pero al fin de este tiempo este sobrante
es vendido en pública subasta por cuenta del Estado. En estas ventas públicas,
el colono que tenía el usufructo del terreno es preferido de derecho como
adquiridor, y paga tanto como el último postor.
En Puerto
Montt es donde se desembarcan los emigrantes; aquí un edificio espacioso está
dispuesto para servirles de primer asilo; botes, costeados por el gobierno,
conducen a tierra sus equipajes y efectos; un médico reconoce el estado
sanitario de los recién llegados y se les distribuye gratis víveres y
refrescos, los primeros ocho días después de su llegada, o durante más largo tiempo,
si están verdaderamente en la imposibilidad de elegir un terreno. Después son
transportados a costa del Estado, hombres y bagajes, al paraje donde se
encuentra el lote que han escogido. Desde que están en posesión de su lote, se
distribuye a cada familia víveres para un año, una yunta de bueyes de labor,
una vaca con su ternero, mil libras de trigo y otras mil de papas para sembrar.
Todos estos adelantos, hechos al precio corriente, deben ser reembolsados al
salir del quinto año y por quintas partes, ya sea en dinero, ya en productos.
Así, una familia que hubiera recibido un adelanto de 500 pesos, comprendido en
estos el terreno, no tendría que pagar sino 100 pesos por año, comenzando desde
el vencimiento del quinto año, hasta completa amortización de la deuda. Pero si
la familia no está en aptitud de pagar su cuota en los vencimientos del plazo,
se le concede un nuevo término, si se prueba que la incapacidad de llenar su
compromiso no proviene de falta de actividad, de aplicación o de buen comportamiento.
El colono de Llanquihue está exento, durante 15 años, partiendo del día de la
fundación de esta colonia, del pago del diezmo, o de la contribución que lo
reemplace, del catastro, de la alcabala y de la patente(*). Los socorros de la medicina que pudieran
necesitar los colonos, las escuelas públicas para la educación de sus hijos y
la asistencia religiosa están a cargo del gobierno. El servicio militar es
deconocido y la policía de seguridad está igualmente mantenida por el Estado.
El emigrado es nacionalizado por el solo hecho de la solicitud que debe dirigir
a este efecto a la autoridad, una vez que se ha establecido en la colonia.
Semejantes
concesiones prueban suficientemente cual es el espíritu de los hombres de
Estado que las han hecho. En la colonia de Llanquihue no hay sino la pereza o
un desarreglo de conducta muy pronunciado que pueda impedir al colono encontrar
la prosperidad y asegurar el provenir de sus hijos. No se admite a los
emigrantes sino después de haberlos sometido a una garantía muy severa; así
mientras que para poblar las diversas colonias que existen al presente en el
mundo, se necesita el rogar al emigrante, es preciso, para ir a Chile, que sea
el emigrante quien lo solicite.
Las únicas
obligaciones que se imponen al colono son conducirse con honradez, cuidar en la
conservación de las dos cuadras de camino que pasan por su propiedad y trabajar
para aumentar su bienestar. El derecho de vender su terreno no le es concedido
sino después de haber fabricado una casa o desmontado dos cuadras de tierra que
debe cerrar con un cercado. Está obligado a recidir en su propiedad; si la
abandona, pierde sus derechos adquiridos y su posesión pasa de nuevo al dominio
del Estado.
Las
embarcaciones que conducen emigrantes a la colonia tienen también sus
privilegios. Los buques nacionales o extranjeros que desembarquen emigrantes en
Puerto Montt, están exentos, cualquiera que sea su procedencia, de los derechos
de anclaje, tonelaje y de pilotaje, y en el caso de que un buque haya
introducido más de 60 emigrados a la vez, la exención del derecho de anclaje le
es aun concedida en cualquier otro puerto de la República abierto al comercio
donde quisiera dirigirse después. Si el buque es extranjero, puede, cada vez
que desembarque emigrantes, cargar a bordo artículos nacionales, y llevarlos a
otro puerto de la República, gozando de los mismos privilegios que los buques
nacionales. La duración de estas concesiones es de diez años, contando desde el
25 de octubre de 1853.
El gobierno
de la colonia está confiado a un jefe superior que lleva el nombre de
Intendente de Colonización. Dos jueces, llamados Alcaldes o jueces de primera
instancia, vigilan cerca de él en la administración de justicia; los recursos
contra sus sentencias deben ser dirigidos al juez letrado de la provincia de
Chiloé. Para facilitar el servicio público, el territorio ha sido dividido en
dos grandes secciones, cada una bajo el mando de un subdelegado que depende
inmediatamente del intendente. Cada subdelegación se divide a su vez en
inspectorías, bajo las órdenes de un juez inspector que tiene por juez
inmediato al subdelegado respectivo.
La fuerza pública
de la colonia es la fuerza moral; algunos alguaciles pagados por el Estado y
elegidos entre los colonos más respetables bastan para prevenir los desórdenes.
El robo de animales, que es un mal efectivo en algunos campos de la República,
es desconocido en Llanquihue, merced a la moralidad de sus habitantes y a su
imposibilidad física: no se puede entrar ni salir en el territorio colonial, a
menos que no sea por puntos dados. Aquí es precisamente donde están apostados
los agentes de policía y nadie tiene el derecho de importar o exportar
animales, si su propiedad no está perfectamente comprobada.
Al actual
Presidente de la República, don Manuel Montt, es a quien debe Chile la base de
sus colonias. Concibió la idea en 1845, cuando no era más que ministro y tuvo
la gloria de realizarla, ocupando la silla presidencial.
La ley de 2
de julio de 1852, colocando bajo la dependencia inmediata del Presidente las
colonias chilenas establecidas o por establecer, le concede la facultad de
dictar reglamentos y decretos a los que están obligados a someterse las dichas
colonias, y garantiza las medidas tomadas por él para las de Llanquihue. Los
privilegios excepcionales de que gozan los colonos desde la época de la
fundación de la colonia, deben su origen y su efectividad ala ley del 18 de
noviembre de 1845, y las ventajas concedidas a las de 6 octubre de 1853,
sancionada y puesta en vigor por el presidente el 25 del mismo mes.
La reciente
organización de este establecimiento notable, poco conocido de los armadores extranjeros,
no le permite entrar en cuenta en el comercio directo de exportación que se
hace por la vía de Chiloé, con algunas excepciones insignificantes. Una gran
parte de los cargamentos de madera que figuran en las transacciones mercantiles
de esta última provincia, es sacada del territorio nacional.
COLONIA DE LLANQUIHUE. 18561
Subdelegaciones
Inspectorías
Parroquias
Población
chilena
Hombres
Mujeres
Población
alemana
Hombres
Mujeres
Total
Escuelas
gratuitas
Escuelas
particulares
Capital
|
2
13
1
3.579
1.920
1.659
747
383
364
4.326
3
3
Pto. Montt
|
1 El número de la población se
refiere al censo del año de 1854. En 1856 se ha mandado de Hamburgo a Puerto
Montt 597 emigrantes, lo que hace subir el número de la población alemana a
1344.
La nueva
ciudad de Puerto Montt, que no cuenta sino cuatro años de existencia, aunque
construida en madera, como las de Chiloé y Valdivia, ofrece un golpe de vista
bien distinto y ventajas que no se encuentran en parte alguna de la República.
Sus calles perfectamente rectas, tienen 24 metros de ancho y los macizos que
forman en el plano no tienen más que 50 metros de lado. Dos arroyos copiosos,
suministrando una agua excelente y corriendo en una elevación muy considerable
en la parte opuesta al mar, están dispuestos de modo que puedan dar agua
potable a todas las casas con un gasto insignificante. Las localidades de
utilidad pública tanto para las necesidades presentes como futuras han sido
trazadas previamente, y ninguna de las casas que dan frente al mar pueden tener
menos de dos pisos.
En 1850, se
reputaba quimérica la idea de establecer una colonia en Llanquihue. Dos años
después, cuando su fundación, fue forzoso admitir que se podía vivir en estas
localidades; pero se sostuvo, aun en los periódicos, que el gobierno empleaba
en ella de un modo infructuoso las rentas del Estado, atendiendo que esta
comarca no se prestaba a los trabajos agrícolas ni por su clima, ni por su
suelo, y que sus costas eran inaccesibles a las embarcaciones. Tres años de
experiencia han bastado para probar lo contrario; se ve llegar directamente de
Hamburgo a Puerto Montt grandes buques cargados de emigrantes; los buques del
Estado, así como los vapores de la mala inglesa del Pacífico, han elegido su
rada para los trabajos de carenaje, por que se ha reconocido que ningún otro
paraje les presentaba más ventajas para esta operación; la ciudad, en una
situación necesaria comienza a prosperar; las cosechas que han dado estos
terrenos tan mal apreciados han sido comparativamente superiores a los de
Osorno, que goza sin embargo de una justa fama por la bondad y abundancia de
sus producciones agrícolas. En 1856 la cebada dio 16 por uno, el centeno 21, la
avena 23, las arvejas 44, las papas 16, sin que se haya recurrido a los abonos.
La excelente calidad de los granos de nabo y colza ha impelido a los colonos a
construir dos máquinas para la extracción del aceite. Se cuentan ya cuatro
molinos de trigo, y en el mes de agosto del mismo año se vio llegar a
Valparaíso buques para la exportación directa de los productos coloniales(67).
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