

“La Fundadora” fue el nombre de la primera embarcación que navegara las aguas del Lago Llanquihue. Construida a fines del año 1852, era una embarcación pequeña, a vela, del tipo balandra. Fue construida por orden de don Vicente Pérez Rosales según decreto del Supremo Gobierno y cuyo texto hemos visto en páginas anteriores. Su construcción se realizó junto a las orillas del lago, en el lugar denominado “La Fábrica”, y dio origen al nombre de aquel lugar hasta el día de hoy. El costo de la obra fue de $ 345 y su aparejamiento fue de $ 245, lo que dio un total de $ 640, incluyendo otros gastos necesarios para el servicio. También se construyeron dos botes o chalupas para llevar al remolque, destinados al embarque y desembarque de los pasajeros y enseres en los lugares donde era necesario recalar.
En el viaje de inauguración, que efectuó esta
embarcación en el mes de enero de 1853, fueron trasladados a la localidad de
Playa Maitén los colonos con sus familiares y enseres; eran las familias
Siebert, Mardorf, Ochs, Andler y otros.
Este velero debía realizar toda clase de
servicios como traslado de los recién llegados o viajes de auxilio y transporte
de víveres y materiales. Tenía que hacer



El transporte era sin costo para los colonos y
libremente también transportaban sus enseres y víveres.
Esta primera balandra se mantuvo hasta el mes
de julio de 1856, fecha en que un fuerte temporal la hizo naufragar.
EL “ENRIQUETA”
Desde la puesta en servicio, el “Enriqueta” zarpaba
de Puerto Chico los días martes en dirección a la localidad de Playa Maitén.
Debía recalar en todos los puertos del trayecto, regresando al día siguiente y
haciendo el mismo itinerario. En uno de estos recorridos, en el año 1874, varó
en unos bajos existentes en las
cercanías de la “Punta de los Bajos”,
destruyéndose la hélice. Con grandes dificultades pudo ser reflotado y
remolcado hasta Puerto Octay para su reparación. Algunos años más tarde el
señor Schulz transfirió el "Enriqueta” a don Gustavo Schminke, quien lo
mantu- en servicio de cabotaje hasta
1884. Siendo ya obsoleto y debido a la inseguridad que ofrecía por el -1
estado, su propietario lo fondeó en Octay, donde posteriormente fue abandonado
hasta que sus restos se rundieron en el fango.
EL“CLARA”
hacia la orilla; el 27 de febrero la cubierta
superior aparecía en la superficie y se termina el reflotamiento el 12 de marzo
de 1896. Posteriormente pudo ser remolcado por el vapor Llanquihue a un lugar
más seguro a fin de hacerle una reparación total para ponerlo en condiciones de
navegación. El reflotamiento lo dirigió don Augusto Wittwer. Esta reparación
sólo iba a durar pocos meses, debido a que en el invierno siguiente, en 1896,
nuevamente es sorprendido por un fuerte temporal, saliendo de Puerto Varas
hacia el norte, donde desapareció definitivamente.
EL “LLANQUIHUE”


Siendo remolcado hasta Puerto Octay, lugar
donde hubo que hacerle reparaciones de consideración. El 16 de octubre de 1900
volvió a reanudar el servicio y poco antes de los dos años, un segundo
incendio, el 20 de julio de 1902, en el muelle de Puerto Octay, también le
causó enormes pérdidas. Estos incendios motivaron a su propietario a un cambio
total de maquinaria. Sin embargo, no fueron los anteriores los únicos percances
que sufrió el “Llanquihue”. En la noche del 8 al 9 de mayo de 1904, se varó en
unos bajos existentes cerca de la Punta de los Bajos, sufriendo la quebradura
de la hélice y de su eje, causando graves desperfectos y daños económicos para
su dueño. Hubo de ser remolcado por el vapor “Colonia” hasta Puerto Octay para
efectuarle una costosa reparación. Un tercer incendio, ocurrido en el mes de
julio del año 1909, frente a la costa de La Poza, hizo desaparecer
definitivamente este vapor.
EL “COLONIA”
Muy poco después que perdiera el “Clara”, don
Eugenio Schulz termina la construcción del “Colonia”, que fuera lanzado al agua
en octubre de 1896. Como los anteriores, el casco era de madera sujeta en
cuadernas de fierro. La eslora alcanzaba a 33 metros, lo que le permitía una
capacidad de 120 toneladas. Era una hermosa nave, provista de muchas
comodidades y de gran capacidad. Tenía el defecto que su andar era lento debido
a que las fuerzas de la máquina y de la caldera no guardaban relación con el
tamaño de la nave. En enero del año 1897 el “Colonia” es adquirido por don
Gustavo Schminke, quedando este señor con dos barcos: el “Colonia” y el
“Llanquihue”. En el mes de mayo de aquel año, entre los pasajeros que viajaban
desde Ensenada a Puerto Chico, se encontraban los
miembros de la Comisión Chilena de Límites, señores Steffen, Von Schellendorff,
Hom, Fischer y otros, que regresaban de Un viaje de estudios desde Nahuelhuapi.
Un fortísimo temporal de norte puso en esa misma ocasión en serio peligro a
este vapor, debiendo ser auxiliado por el '"Llanquihue” y remolcado a
puerto. Un trágico accidente acaeció el 28 de octubre de 1899, fecha en que se
hogó el capitán del “Colonia”, señor Niess: un fuerte temporal cortó las
amarras del bote salvavidas haciendo fructuosos los esfuerzos de éste que
pretendió alcanzar nado el bote, desapareciendo bajo las grandes olas de las
tempestuosas aguas.

El año 1907 el propietario de esta nave es don
Ricardo Roth. Ese mismo año éste inició las caravanas turísticas con la llegada
de los primeros siete turistas desde Buenos Aires a San Carlos de Bariloche y
pasando Chile. Los turistas se embarcaron en Ensenada hacia Puerto Varas y
desde allí continuaron viaje a Puerto Octay, Osorno y norte del país.
En los relatos anteriores se ha visto que los
vapores estaban constantemente expuestos al peligro causado por incendios.
El 14 de septiembre de 1912 se produjo un
Incendio, cuando el vapor se encontraba atracado en el Muelle de Octay, el cual
pudo ser sofocado rápidamente.
investigaciones posteriores demostraron que se Había rociado petróleo
con el objeto de incendiarlo, Esta
grande y cómoda nave tuvo, sin embargo, un
trágico fin, cuando el 21 de abril de 1915, zarpaba del Muelle
Wyhmeister de Los Riscos. La caldera estalló lentamente, pereciendo 13
personas, entre tripulantes pasajeros, los cuales fueron: Teresa Schminke, José
'reamo, Hilaria Gallardo vda. de Gallardo e hijos Federico y Rafael, Leopoldo Rivera, Antonio
Villarroel, Carlos Roschets, Eleuterio Gallardo, capitán; Antonio Ampuero,
maquinista; Pedro Oyarzo, cocinero; Antonio Caiman, marinero, y Arturo Paredes,
marinero.
Milagrosamente se salvaron el piloto don
Antonio Aguila y el pasajero don Eduardo Wolleter, debido a que ambos se
encontraban en ese instante en la cabina sobre la cubierta de popa. Esa parte
de la cubierta, conjuntamente con la cabina, permaneció a flote sobre el agua,
puesto que era totalmente de madera. La causa de la explosión se atribuye a una
negligencia y descuido del maquinista, quien tenía la costumbre de poner un
peso a la válvula de escape del vapor proveniente de la caldera; esto produjo
una sobrepresión dentro de la caldera, lo que ésta no resistió. Además la
caldera, que era demasiado pequeña, no respondía para darle una mayor velocidad
a la nave; el maquinista cometió este error, el que al final causó el desastre.
Esta fue la tragedia de mayor proporción por la pérdida de vidas acaecida hasta
esa fecha en el Lago Llanquihue, además de la pérdida total del barco.
EL “SANTA ROSA”


El “Santa Rosa” tuvo varios propietarios en
pocos años. La primitiva sociedad fue modificada; unos socios se retiraron y
otros ingresaron. La nueva sociedad, que giraba con el nombre “José Matzner y
otros”, se constituyó en el mes de noviembre de 1910. Esta lo mantuvo durante
tres años y en enero de 1914 fue adquirido por don Cristino Haase. Con el vapor
también se transfirieron los dos muelles y bodegas que la sociedad poseía en
Puerto Varas y Puerto Octay. En 1915, el señor Haase vendió el “Santa Rosa” a.
don Augusto Minte y el valor de la transacción ascendió a la suma de $ 40.000,
incluyendo algunos repuestos de reserva como la hélice y otros. En septiembre
del año
1918 fue adquirido por don Carlos Heim,
navegando sin interrupción hasta 1938, año en que se le hizo una reparación y
transformación general. En efecto, se sacaron las máquinas para hacerle una
reparación completa a fin de darle una mayor eslora hasta alcanzar 36 metros.
Además fue modernizado con acomodaciones para 150 pasajeros y adaptado
principalmente para el servicio del. transporte de turistas en cómodas y
lujosas cabinas. También se destinaba al transporte de toda clase de
mercaderías en sus amplias bodegas.
Entre sus pasajeros ilustres, se recuerda al
Cardenal argentino, Monseñor José L. Coppelo. Este representante de la Santa
Sede, en su calidad de “delegado papal”, el domingo 2 de noviembre de 1941, se
embarcó en Ensenada hasta Puerto Varas acompañado de una selecta comitiva.
Desde Buenos Aires, vía San Carlos de Bariloche, se dirigía hacia Santiago, a
participar en el Congreso Eucarístico de aquel año.
El “Santa Rosa” navegó hasta el año 1945, en
que fue vendido; se pretendía desarmarlo y trasladarlo a Puerto Montt para
ponerlo en servicio entre Puerto Montt y Puerto Aysen.
Permaneció semidesarmado en Puerto Varas hasta
que un fuerte temporal lo arrojó a la playa donde sus últimos restos fueron
abandonados.
EL “BAJOS”
El "Bajos” fue construido por la firma
Schneider, de Valdivia, a petición del señor Cristino Haase de Los Bajos. El
casco era enteramente de fierro, entrando en servicios a mediados de 1907. Las
crónicas de ese tiempo señalan que el 14 de noviembre de aquel año llegó por primera vez a Puerto Varas. Este
vaporcito debía tener una capacidad de 40 toneladas, pero no cargaba más de 25
por defectos de construcción, que era desproporcionada. El casco era angosto y
a la vez demasiado alto, lo que ponía en peligro permanente la estabilidad de
la nave, incluso las veces que había poco oleaje. El capitán era don Luis
Haase, hermano del propietario.
El 18 de julio de 1915 fue adquirido por los
señores Julio Gerdes y Liborio Guerrero en la suma de $ 12.000, quienes lo
transformaron y lo bautizaron “Correo”.
El “Correo” resultó de la transformación del
vapor “Bajos” y como se ha dicho, sus nuevos propietarios eran don Julio Gerdes
y Liborio Guerrero. La cubierta superior fue desarmada; modernizado y provisto
.de lujosas cabinas para el servicio de transporte de pasaje¬ros. En el año
1916 el “Correo” fue adquirido por don Augusto Minte de Los Riscos, el que en
1915 también había adquirido el “Santa Rosa”. En 1918 éste fue vendido a don
Carlos Heim, quien lo aprovechó para la transformación y arreglo del “Cóndor”.
EL “CONDOR”
Había sido construido en el año 1909 por los
astilleros Behrens, de Valdivia, para don Adolfo Toelg en Puerto Varas. Tenía
23 metros de eslora, el casco era totalmente de fierro y su capacidad alcanzaba
a 60 toneladas; su andar era de 7 millas. Entró al servicio en
el mes de agosto de 1910. Encontrándose
anclado en Puerto Chico para su terminación definitiva, en el invierno del año
1910, un fuerte temporal de norte le cortó la cadena del
ancla, lanzándolo a la
playa. Afortunadamente los daños no fueron de consideración y pudo ser re
flotado por el “Santa Rosa”.

Carlos Heim, quien le hizo varias reparaciones
utilizando partes del vaporcito “Correo”, que había adquirido con anterioridad. El “Cóndor” terminó de navegar
en el Lago Llanquihue al ser vendido y trasladado al Lago General Carrera en la
provincia de Aysen, donde todavía permanece en servicio. El desarme y traslado
estuvieron a cargo de don José Ruiz.
EL “CHILE”

El 7 de diciembre de 1920, una ilustre
embajada española, integrada por S.A.R. don Fernando de Bavierc y Borbón, el
señor Embajador de España en Chile, dor José Francos Rodríguez, el Ministro del
Interior d: Chile, señor García de la Huerta y otras personalidades, se
embarcaron en el vapor “Chile” en Estación Llanquihue, con el fin de hacer un
hermoso paseo por el lago para posteriormente dirigirse a Puerto Varas, ciudad
que les brindó una cordial acogida.

El “Chile” era un vapor magnífico, el mejor
que navegó en el lago, de mucha comodidad y capacidad. Se mantuvo en servicio,
sin interrupción hasta el año 1954. Habían pasado más de 40 años de navegación,
por lo que hubo que hacerle reparaciones mayores en el casco y en las máquinas.
Permaneció varado en la playa de Puerto Octay por algunos años hasta que su
dueño, don Cristino Haase, lo vendió a don Domingo Kauak, de Osorno, quien lo
desguasó y vendió como fierro viejo.
En los últimos años los capitanes del “Chile”
fueron don Cristino 2o Haase, hijo del propietario y posteriormente don Enrique
Haase, hijo de don Luis.
Habían transcurrido exactamente 100 años desde
que se iniciaran los viajes con la balandra llamada “La Fundadora”, navegación
que tuvo un augo considerable en su tiempo, con una cantidad de vapores que
abastecían las necesidades de los colonizadores alrededor del lago.
“LA GAVIOTA”
Ha sido ésta la goleta más imponente y
gallarda que haya navegado en las aguas del lago. Fue construida por la firma
Schubbe y Bógel, por encargo del Sr. Otto Raddatz, de Puerto Varas, y siendo
aperada por don Alfonso Niklitscheck. Tenía 24 metros de eslora por 5 metros de
manga y la capacidad era de 60 toneladas de carga. Desde su construcción en el
año 1926 navegó hasta 1944. Poseía, además de las velas, un motor auxiliar que
se empleaba para aumentar su andar, pero principalmente cuando había calma de
viento. En cierta ocasión sufrió graves averías al chocar con unos pilotes de
un antiguo muelle en la localidad de Quilanto, que le produjeron una gran apertura
en el casco. Esta reparación, bastante complicada, demoró más de tres meses.

OTROS BARCOS A VELA
En el año 1906, don Germán Tampe Pecher
construyó una lancha a vela de dos palos, llamada “Santa Clara”. La construyó
en Puerto Rosales y posteriormente la permutó por un campo de don Nazario Gallardo. El capitán era don Eleuterio
Gallardo, que años después falleciera en la explosión del “Colonia”, en Los
Riscos.
Don Nazario Gallardo mantuvo la “Santa
Clara" desde el año 1908 hasta 1915. Con ella hacía fletes de maderas,
productos y otros equivalentes hasta 400 sacos de papas.

EMBARCACIONES MENORES
LA “VENUS”
Fue seguramente la primera lancha a motor que
navegara en el Lago Llanquihue y pertenecía a don Enrique Martin, de Puerto
Octay. Algunos antecedentes señalan su existencia en el año 1896. Construida de
madera, su longitud era, aproximadamente, de 10 metros, poseía un motor y la
caldera se alimentaba con leña.
LA “PATRIA”
Fue construida por don Juan Lueckenheide, en
Los Bajos. Era enteramente de fierro y fue la primera lancha con motor a
bencina. Tenía 10 metros de eslora y su capacidad de carga era de 5 toneladas.
Estaba más bien. acomodada para el transporte de pasajeros y equipada para tal
objeto con una buena cabina. El viaje de inauguración lo realizó el 18 de
septiembre de 1907.

LA “LAURITA”
Había sido construida por la firma Steffen, de
Valdivia, para su propietario, el doctor don Augusto Riffart, de Puerto Varas.
Estaba equipada para el transporte de enfermos provenientes de los distintos
lugares costeros del lago hacia Puerto Varas. Navegó solamente los años 1917 y
1918, debido a que un temporal en Puerto Varas la arrojó a la playa destruyéndola
completamente.
LA “CENTINELA”
Importada de Inglaterra, esta lancha fue
traída a Chile junto con el acorazado “Almirante Latorre” en el año 1921. Los
propietarios del balneario Centinela, señores Carlos Larraín Claro, Luis
Izquierdo y Luis Barceló Lira, la trasladaron al Lago Llanquihue. Navegó
durante muchos años como lancha de excursiones de los dueños del hotel hasta
que se hundió en Puerto Octay, siendo abandonada. Después de algunos años, don
Bruno Gubernatis la reflotó y la sometió a un arreglo general y colocación de
nuevas máquinas. Se encuentra hasta hoy en buenas condiciones de navegación.
LA “ELBA”
Construida por don Edmundo Opitz en
Puerto Varas, navegó durante cuatro
años, de 1925 a 1929,1 especialmente en la costa sur del lago. Tenía una
capacidad de carga de hasta 400 sacos de papas.
LA “ALMIRANTE”
Fue construida por encargo de don Cristino
Haase en Los Bajos. El nombre es un homenaje al almirante de la Armada de
Chile, don Luis Gómez Carreño. Navegó muy poco en el Lago Llanquihue, pues fue
adquirida por don Federico Reichert, domiciliado en Cayutue. lugar a donde fue
trasladada; navega allí con el nombre de “Chasqui”.
LA “CHINGUE”
Como la anterior, también había sido
construida por don Cristino Haase en Los Bajos; navegó muy poco tiempo en el
lago, pues fue vendida a don Humberto Kramm, quien la trasladó al Lago Rupanco.
LA “MOEWE”
Propietario de esta lancha era don Egor
Balduino Martin, quien la destinaba, por lo general, para efectuar excursiones
y paseos lacustres. Constantemente navegaba entre Puerto Octay y Centinela,
conduciendo grupos de turistas. Su capacidad era de 20 personas cómodamente
instaladas, con un motor que le daba una 1 velocidad de hasta 25 millas por
hora. Esta embarcación I
navegó hasta el 28 de febrero de 1931, fecha
en que un trágico accidente la dejó inutilizada y naufragada.

Los nombres de los músicos fallecidos fueron:
Vice sargento Primero, Luis Núñez Laso; Sargentos Segundos: Carlos Riffo, Julio
Meza, Alfredo Albarracín; Cabos Primeros: Eliseo Manso, Matías López; Cabo
Segundo: Enrique Bastías; Soldados: Teófilo
Soto, Luis Carrasco; Agregados: Raúl Casas, Oscar Palma y Luis Marchant.
LA “VENUS”
Fue construida por don Cristino Mardorf en
Puerto Octay. Navegó pocos años en el Lago Llanquihue. Un temporal la lanzó a
la playa en Los Bajos, lugar donde estuvo amarrada en el muelle de Held; las
amarras se soltaron en un temporal del este, quedando dañada entre las grandes
rocas. Su capitán era don Alfonso Hechenleitner, de Los Bajos. Una vez reparada
fue adquirida por don Mustafá Essedin, quien la destino al servicio de
pasajeros y cabotaje en el río Maullín, navegando entre Maullín y Puerto
Toledo; allí se le cambió de nombre por el de “Bremen”.
Además de estas lanchas o embarcaciones
menores existieron otras, como ser: la “Poza”y “Llanquihue”, de don Guillermo
Schadow; la “Iris”, de don Fernando Vymeister; la “Venus”, de don Wendelin Klenner, destinadas al transporte local de
turistas.
Fuera de las nombradas anteriormente,
numerosas personas proyectaron construir barcos o vapores en el lago. En el año
1889, un señor Bittner, hizo los trámites para importar un vapor desde
Alemania, pero por razones desconocidas desistió de este negocio. En 1898, los
hermanos Sommer, de Osorno, presentaron al Supremo Gobierno una solicitud para
una concesión de navegación en el río Maullín. La solicitud consistía en dejar
expedito este río para la navegación solicitando a su vez una subvención de $
4.800 por el término de seis años. En el año 1897, el señor José Hausdorf, de
Puerto Octay, proyectó la construcción de un vapor, lo que no pudo realizar por el elevado presupuesto. En
los años 1897 y 1898, don Emilio Martin, de Puerto Octay, también proyectó
construir un segundo vapor de fierro, proyecto que no se llevó a efecto por el
fallecimiento repentino del señor Martin el 5 de abril de 1898. En el año 1909,
el señor Germán Tampe, de Puerto Varas, hacía diligencias con la firma Behrens,
de Valdivia, para construir un vapor. En el año. 1910, la Sociedad Comercial
Chile-Argentina también pretendió construir un vapor propio en el lago,
proyecto que no se concretó debido a que esta firma se declaró en quiebra.
A medida que transcurrían los años, aumentaba
la producción agrícola en los contornos del lago. El primitivo sistema de carga
y descarga empleando botes desde la playa a los barcos y viceversa, no podía
mantenerse por las grandes cantidades de cargas existentes. Fue entonces cuando
los propietarios de terrenos adyacentes al lago vieron la necesidad de
construir sus propios muelles, para poder cargar y descargar con más rapidez y
facilidad toda clase de productos. Junto a los muelles también edificaron
bodegas de almacenaje y algunas veces líneas de rieles en el muelle con el
objeto de facilitar el trabajo.

Como ejemplo, se pueden nombrar algunos:
En Puerto Varas (Puerto Chico) existían 2
muelles: el de la Sociedad Comercial Chile-Argentina y el de don Gustavo Schminke, con sus respectivas bodegas;
en Puerto Varas (Puerto Grande) había también 2 muelles. Siguiendo hacia el
norte nos encontramos con un gran muelle en Llanquihue, construido por los
hermanos Carlos y Alfredo Neumann; en Totoral existían los muelles de Müller y
Kretschmar; en Quebrada Honda de los señores Heim y Brandau; en Punta Larga
siguen Hornig, Aichele, Wetzel y otros; en Frutillar había 4: el de la
curtiembre de Richter, de la Sociedad Comercial Chile-Argentina, de don Adolfo
Richter y de la curtiembre de don Reinaldo Klocker. En Playa Maqui el muelle de
Schmidt y Kaschel; en Pichi Laguna el de Carlos Klocker; en Los Bajos existían
5 muelles: el de Held, el del puerto principal, Junge, Niepel y Haase.
Siguiendo hacia el norte nos encontramos con los muelles de Gádicke, Kusch,
Ldbel, Centinela y varios atracaderos en la bahía de Octay. En Playa Maiten
había 3 muelles: Siebert, Blaña y Krahm, y siguen los de Andler, Weisser,
Püschel; en Puerto Fonck, de Gebauer y Konrad; los muelles de Puerto Klocker
hacia Río Blanco y Ensenada, dando la vuelta por Los Riscos y La Fábrica con
varios muelles de importancia. En Playa Venado tenemos el muelle de Daniel y
Carlos Tampe y en río Pescado el muelle Opitz; también en La Poza y en Puerto
Rosales.
COMERCIO, INDUSTRIAS Y AGRICULTURA

sur por la vía de Puerto Varas hacia Puerto
Montt. Esa vía aislada tuvo un desarrollo propio y típico a esa región. La
región del lago se vio solamente unida por la navegación y se formaron centros
de comercio y culturales, estableciéndose en aquellos lugares toda clase de
comercio, pequeñas industrias y centros culturales.



Los otros pueblos intermedios, principalmente
Los Bajos y Frutillar, mantenían igualmente un intenso movimiento comercial
relacionado con la navegación en el lago y que mutuamente se complementaban.
Existían tres tiendas en Los Bajos: de
Juan

En Frutillar existían las casas comerciales
importa¬doras y exportadoras de don Adolfo Richter y la Sociedad Comercial
Chile-Argentina, más la tienda de Edmundo Winkler con Enrique Müller y Carlos
von Bischoffshausen. Antes existían las tiendas de Carlos Richter y Roberto
Klenner, con hotel; había dos curtiembres de Klenner y Winkler, que se traspasó
a don Adolfo Richter y la de don Reinaldo Klocker; cervecería de don Luis
Nicklitscheck, que fue vendida a don Germán Galle; 2 molinos de Bernardo Richter
y Eduardo Winkler; destilería de alcohol de
Richter; 2 herrerías de Enrique
Vymeister y Femando Hechenleitner; mueblerías de Oscar Runge, Gottlieb
Schonherr, Albino Winkler, Reinaldo Winkler; zapaterías de Francisco Winkler y
Francisco Klesse; sastrerías de Santiago Kuschel, Gaspar Potthoff y Bernardo
Nannig. Hoteles y casas de hospedaje de Roberto Winkler, Roberto Klen ner,
Pablo Krause y otros. El pueblo de Llanquihue, recién en el año 1893 nacía, con
la venta de los primeros sitios y se formó después que hubo llegado el
ferrocarril.




EPILOGO

Ahora bien, a falta de comunicación en esos
primeros años, algunos colonos construyeron dalcas o canoas para navegar en el
lago, con el objeto de proveerse de sus necesidades, navegar hasta Puerto Chico
o bien para socorrerse entre ellos.
En tal sentido, muchos osaron embarcarse en
esas frágiles canoas hasta atravesar el lago y llegar a Playa Maitén llevando
un poco de trigo para el molino del señor Klagges y volverse con la molienda de
harina. En esas difíciles travesías, por demás peligrosas, y sólo con el
impulso de los remos, sucedieron lamentables desgracias.

Pero como no existían diarios ni otro tipo de
publicaciones, se nos escapan muchas noticias y hechos sobre la historia y la
navegación en el lago.

Año 1871. Enero 27: “Don Pedro Belmar y don
Carlos Piñeyrose embarcaron a las 10 en Puerto Varas y a las 3 1 /4 naufragaron
cerca de Puerto Octay, probablemente frente al “Centinela” por llevar las velas
fuertemente amarradas a la escota, y murieron todos, es decir, ocho personas”.
El lo de febrero llegó la noticia del
naufragio, sin saberse más detalles.
El 7 de febrero, textualmente dice: “Como a
las 9 horas hallaron en Playa Maitén el cadáver de Piñeyro; el padre Dalman,
avisado por un peón, lo descubrió dentro del agua y lo sacó de allí en
presencia del padre Bernardo, de Klagges y otros vecinos. Estaba íntegro, con
un ojo salido, el labio partido y una mejilla despedazada, completamente
vestido; le sacaron el reloj que se había parado a las 3 1/4, dos medallas y
dinero. Le hicieron una buena caja, y a las 4 lo enterraron en el cementerio de
Playa Maitén. Luego enterraron a los dos bogadores que también perecieron aquel
día”.


APENDICE
CARLOS HEIM RADDATZ, ARMADOR NAVIERO
Son muchas las personas que con su esfuerzo y
empuje lograron mantener las empresas de navegación entre los diversos puertos
y lugares del Lago Llanquihue. En páginas anteriores se han señalado a algunos
de ellos. El negocio no era floreciente, ya que el mantenimiento de las naves
era de alto costo, toda vez que el agua y los temporales constantemente
causaban daños y pérdidas en las embarcaciones. Es necesario, entonces, estar
dotado de mucho amor propio y de deseo de servir a la comunidad.
Don Carlos Heim, desde muy joven, captó las
posibilidades comerciales y turísticas de la región del Lago Llanquihue; él vio
que esta zona estaba dotada de innumerables atracciones, entre las cuales
podían ofrecerse a los turistas excursiones a través del lago y alrededores.
Descendiente de los esforzados colonizadores
teutones, sus padres fueron don Godofredo Heim y doña Luisa Raddatz. Ambas
familias provenían de Silesia y llegaron al naciente Puerto Montt el 19 de
noviembre de 1860 en el velero “Iserbrook”. Días después ambas familias se
establecieron en Punta Larga, lugar donde el 5 de diciembre de 1875 naciera
nuestro personaje. Pero el año siguiente, la familia Heim-Raddatz decide
trasla¬darse a Puerto Chico, donde se encontraba la mayor población. Allí, don
Godofredo se dedicó a la fabrica¬ción de toneles o tinas de madera, hechos
especialmente para envasar la mantequilla. Algunos años después se establecieron
en Puerto Varas en la propiedad que hasta hoy es de la familia Heim-Raddatz.

Como hombre visionario, don Carlos Heim
comprendió las buenas posibilidades que presentaba el negocio de los vapores
recorriendo los diversos lugares junto al lago. En pocos años ese trabajo lo
entusiasmó y no nos sorprende entonces que en 1918 se haya transformado en
armador naviero, adquiriendo primeramente el vaporcito “Correo” y en seguida el
“Santa Rosa”, con lo que pudo realizar el servicio de pasajeros, carga y
correspondencia por los diversos puertos del contorno.

Don Carlos Heim formó su hogar con la señora
Clara Minte Brandau y fue padre de cinco hijos. En reconocimiento a su labor
por la comunidad, la Municipalidad de Puerto Varas lo designó “Hijo Benemérito
de la comuna”.
Tenía 96 años cuando falleció el 24 de enero
de 1972.
Eduardo Tampe Maldonado S.J. (de “El
llanquihue”)
visitar el mar y tener la oportunidad de ver y disfrutar de cerca su fauna marina, es bastante bueno, creo yo que es una manera tambien de empezar a tomar conciencia de cuidar nuestro medio ambiente, dejando de arrojar basura al mar, lo leí en este artículo cabañasenensenada.com
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